···Mi oTRa ViDa···


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lunes, 25 de agosto de 2008

ANSIEDAD

Comprendo que los que nos rodean se preocupen por nuestra situación, por nuestra elección de vida, pero es tan cansado, tan incómodo tener que estar escondiéndote constantemente, inventándote historias nuevas cada día, quedándote sin recursos...pero hay algo que más me exaspera aún, y es el hecho de que no seas algo preocupante hasta que no existan síntomas físicos, es decir, tu puedes ser una vaca aparentemente sana pero enferma anímicamente, triste, desamparada, que nadie de tu entrono, o por lo menos del mío me dice ¿estás bien Cecilia?, ¿cómo te sientes?


Realmente son sentimientos contradictorios porque no quiero que nadie sepa de Ana, pero me gustaría un abrazo en silencio de vez en cuando, nada más.


Ayer me vovlí a sentir mal, llevo varios días rara, como con temblores y vértigos, y ayer volvió la maldita ansiedad, mi odiada enemiga, a parte de la grasa. Hace unos años estuve muy muy malita de ansiedad y ataques de pánico, y me estuvieron medicando durante año y medio con unos tranquilizantes, que me llevaron a una irremediable gordura de vaca, antes pesaba unos estupendos 50 kg, cuando tomé mi última pasilla, estaba casi en 70!, yo era consciente de que me engordaban, pero es q no lo podia superar sola, en cuanto llegaba la noche un anillo se me ponía en el cuello y se empezaba a cerrar hasta cortarme la respiración, se me dormían los brazos, las manos y me mareaba, no sabía si el suelo era el techo o viceversa, pensaba que me moría, y tenía tanto miedo a q eso pasara, q no podía estar sola ni un momento, no podía separarme de mi padre , era la figura que más seguridad me daba..

Esto lo escribí una vez superado todo, es una reflexión sobre como me sentí:
Todo ocurrió una noche, me sobrevino la angustia y me dejé llevar por ella, me recreé incluso en mi malestar, no se si fue por llamar la atención sobre lo ocurrido, o porque realmente no podía superar ni asumir en ese momento la muerte, la oscuridad permanente, la incertidumbre. Me llevaba rondando este tema los pensamientos bastante tiempo, me ponía a pensar en mi vida de una forma quizá demasiado existencial. Al acostarme cada noche el tema recurrente era siempre este, la muerte, morirme, dejar de existir, el olvido, la falta de sentido de todo, mi vida era un espiral q caía y caía y yo no me sentía con fuerzas de pararlo, de coger una goma de borrar y desdibujar esos trazos que me estaban abocando a un vacío y una zozobra angustiosa. Reflexionaba sobre lo que era mi existencia, sobre lo que aportaba yo a este mundo, a los que me rodeaban, y nunca encontraba algo positivo, yo solo era una enorme carga destinada a morir, y no quería, pero era y es inevitable, iba a morir entonces, y lo haré ahora, pero era tan frustrante el pensar que nada bueno había surgido de mi ser que me carcomía por dentro cada minuto, cada eterno segundo, estaba desperdiciando una vida.
Vagué durante semanas en estado de latencia permanente, pasaba desapercibida entre las almas que me rodeaban, y eso es lo q quería, que nadie se fijara en mi, no de esta forma, no sintiéndome yo así de mal, eso no era lo q yo quería dejar de legado, no era lo q yo quería transmitir. Nada me hacía sentirme plena, realizada, y no entendía el xq, tenía amigos estupendos, un novio que me apoyaba incondicionalmente, estaba estudiando lo que me gustaba, lo que supuestamente me llenaba, xo no conseguía implicarme a fondo en nada, y eso me desquiciaba más aún, me sentía una mierda.
Supongo que todo esto estalló irremediablemente esa noche, toda esa morralla que apedreaba mi mente diariamente se volvió definitivamente contra mí, jamás había sentido tal angustia, todo mi cuerpo se agarrotaba, mi respiración comenzaba a entrecortarse, lo único que podía escuchar era el incesante latido de mi corazón, que me advertía que seguía viva, y que estaba tirando una grandísima oportunidad a la basura, estaba desaprovechando mi existencia, mi mejor presente. Toda esa ansiedad concentrada en mi cuerpo me estaba matando, tuve fuerzas para salir corriendo, abrí la puerta de mi casa y bajé sin pensar a donde me dirigía todos y cada uno de los peldaños que me separaban de la calle, no me importaba nada, solo necesitaba huir de toda la presión que me estaba generando. Por fin conseguí salir a la calle, esa primera bocanada de aire no me hizo nada, fue ahí cuando pensé que me iba a morir de verdad, tanto pensar y pensar en nuestro irremediable final, que me había llegado, ya no podía seguir lamentándome por ello, estaba delante de mí, y tenía q ser fuerte si no quería que me devorase, en ese momento todo cambió, desee y aprecié más que nunca mi trayectoria, escudriñé mi futuro y quise hacerlo realidad en ese momento. Comencé a correr, estaba lloviendo, hacía frío, era la típica noche lluviosa de febrero, pero me daba igual, comencé a avanzar a grandes zancadas y sentí como empezaba a respirar vida a llenarme de vitalidad. Solo corrí un par de manzanas y paré, podía respirar, no me estaba muriendo, me percaté que estaba descalza, y en pijama, y comencé a reír y gritar, me daba igual todo, me estaba mojando pero estaba sintiendo cada gota resbalar por mi cara, era feliz.
Fui al médico, al entrar a la consulta mi perspectiva cambió, yo estaba mal, eso estaba claro, por fin lo estaba admitiendo, xo quería cambiar, quería ver la vida como hacía escasos minutos bajo la lluvia, sentir cada instante de ella, disfrutar hasta de lo más mínimo, ese era mi objetivo y lo tenía q conseguir, xo no fue tan fácil, aún hoy me cuesta muchas veces maravillarme con lo más nimio, xo lo bonito es intentarlo.
El doctor no me dio ninguna explicación convincente a lo q me pasaba, en ese momento no me valían explicaciones como es ansiedad o estás deprimida, yo no quería eso, quería olvidar toda la basura q llevaba recogiendo semanas y cambiar radicalmente, claro, eso no es posible. Me pincharon un tranquilizante y me mandaron a casa con mis fantasmas...
Obviamente la droga hizo su efecto dormí como hacía días q no lo conseguía, xo al despertarme mi sensación fue horrible, seguía ahogándome en mis miedos de una forma angustiosa, ya no tan psicológica como antes, sino física, literalmente no podía respirar, se había abierto la veda de las emociones y ahora mi misión, la más difícil que he tenido en mi vida, era conseguir superarlas, ordenarlas y sentirme cuerda.
Salté de la cama pensando de nuevo que moriría en el acto, obviamente era una ilusión, xo xa mi era tan real, que el miedo me sobrepasaba, estaba sola, no quería. Me refugie en mi familia y en ese momento comenzó mi largo viaje hacía mi persona, me debía encontrar y enfrentarme de una vez por todas.
Pasé semanas, meses sumida en un miedo permanente, tres meses de mi vida en los que parecía que había retrocedido 20 años, era una niña, un bebé que no podía estar en soledad, que si lo hacía temía caer y no poder levantarse nunca más.
Mi mente permanentemente estaba procesando sensaciones, emociones, reflexiones, no descansaba nunca, pese a estar entretenida en alguna actividad ella no paraba, era angustioso no poder hacerla parar, no quería pensar, o quería pensar en ciertas cosas solo, xo ella tenía vida propia, era un constante bombardeo que me acompañó mucho tiempo.
Me comencé a obsesionar constantemente con que estaba enferma, cualquier excusa era buena para pensar que mi fin era inminente, y no me quería resignar xq sabía q podía aportar a la vida de los demás, xq toda esa desidia q llevaba arrastrando tenía q acabar, y quería tener tiempo para poder vencerla, y lo estaba haciendo.
La primera vez que reflexione sobre la ayuda que obtenía de la gente de mi alrededor sentí un pinchazo de energía y comencé a sentirme cada día mejor, empecé a afrontar como una persona adulta de nuevo, estaba aprendiendo a existir, y todo gracias a ellos, me estaban haciendo nacer.
Mi vida es lo más importante, xq con ella puedo hacer muchas cosas por los demás y por mí, pero solo si es mi cómplice, nunca más la voy a tener de enemiga.
Todo esto aún no ha acabado, pero ya se q si me siento mal un día, no es xq el mundo se venga contra mi, no es xq haga todo de forma inversa, es xq es un día malo y ya está, desde nuestro nacimiento hasta nuestro irremediable final hay cientos de días malos y lo genial es poder meterme en la cama y pensar no pasa nada, mañana será otro día, un día bueno seguro.
Con respecto a la muerte está ahí, no lo pienso, intento vivir al día y no preocuparme x algo tan lejano, algo inevitable.


Lo leo ahora y bueno, si comprato trozos, pero no todo es tan optimista como entonces, en ese momento me invadía una fuerza sobrehuman, ya q me senía vencedora de mi amyor tortura, pero ahora la siento respirar cerca d mi. Ayer descubrí q había perdido mis tranquilizantes, ya no los tomo, pero se q estan ahí, por si acaso, y fui a mirar y los había perdido, me empecé a agobiar y a llorar porque tenía miedo de ahogarme y tuve una crisis, espero que no se vuelva a repetir, no quiero volver al psicólogo.




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